Muchos países han avanzado en nuevas leyes que se adaptan a las estructuras legales vigentes y sistemas económicos actuales que les permiten el cultivo de forma controlada. Algunos para su investigación otros para sus derivados y consumo personal o recreativo.
¿Entonces cuando la marihuana deja de ser ilegal? ¿Que se sigue considerando como marijuana ilegal?
Haciendo un recorrido por países y sus leyes en todo el continente americano nos encontramos con Canadá que es el segundo país del continente americano en despenalizar completamente la planta de Marihuana para todos sus usos. Uruguay, fue el primer país en el mundo en legalizar el cannabis para el llamado uso “recreativo”. En los EE UU, varios estados han creado leyes que despenalizan su uso para adultos, mientras otros estados solo abarcan la opción medicinal y en algunos solamente la producción industrial. Pero a nivel federal sigue siendo Ilegal, lo cual puede generar persecuciones a las personas y productores.
En México, ha sido aprobado por el Senado el dictamen que regula el uso y consumo de la marihuana, así como la producción con fines médicos, lúdicos e industriales aunque la reglamentación no ha pasado en definitivo y en Colombia, se legalizó la marihuana medicinal y se espera el desarchivo del proyecto de ley para legalizar el consumo recreativo. Ecuador se suma a la lista de países que han legalizado con fines medicinales, como Argentina, Puerto Rico, Chile, Perú y Paraguay. Cabe aclarar que en Argentina en 2020, aprobó el autocultivo para pacientes su provisión gratuita con fines medicinales por parte del estado por medio del Reprocann. En países como Bolivia, Brasil, Cuba, Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador, República Dominicana y Venezuela, el consumo de marihuana en cualquier caso es ilegal.
Si bien Canadá y el pionero Uruguay han despenalizado completamente el uso, hay restricciones y reglas que se destacan: Con las normas vigentes actuales: los adultos podrán llevar y compartir hasta 30 gramos de marihuana legal en público. También podrán cultivar hasta cuatro plantas en sus casas y preparar productos como los que puedan ser comidos para uso personal. Los consumidores compran marihuana de minoristas regulados por provincias, territorios o, cuando ninguna de esas opciones esté disponible, productores con licencia federal. La marihuana tampoco se venderá en el mismo lugar que el alcohol o el tabaco. Es aquí, en este último punto, donde podemos encontrar el primer objeto de ilegalidad para el estado: la no trazabilidad de la materia prima desde que el productor plantó hasta que llega al mercado del consumidor final sin registro o control alguno del gobierno.
Garantizar la trazabilidad, controlar las formas de producción, conseguir las habilitaciones y certificados y otorgar licencias a dispensarios es lo que el gobierno debe hacer para garantizar la seguridad y la calidad del producto. No hay que olvidar que, por medio de sus entes y herramientas, el fin u objetivo del Estado es garantizar el bienestar de sus ciudadanos. Todo productor que no se encuentre registrado será considerado ilegal.
Las estadísticas muestran que desde el 2018 al 2021, Canadá solo encuentra una disminución del 5% en la marihuana ilegal y que el 23% del mercado actualmente se encuentra abarcado por la venta ilegal del cannabis.
Esto se debe a varios factores:
1) desde que se creó la ley hasta el día de hoy la demanda es muy grande y no se abastece de forma correcta aquellos dispensarios legales, proponiendo una posible quiebra a sus dueños;
2) los impuestos son muy altos en el mercado legal y el consumidor encuentra valores más bajos en productores no autorizados y sin controles de calidad;
3) es un mercado en auge y la lentitud de la burocracia para regularizar y otorgar licencias hace que el mercado ilegal se introduzca en los vacíos del desabastecimiento.
Si bien el camino es largo, como lo han sido para el alcohol o el tabaco, creo que garantizar la calidad de los productos es un bien necesario y un rol fundamental del estado. También otorgar más libertades a los cultivadores independientes y aumentar la cantidad de gramos por persona física son parte de una agenda a futuro con un horizonte marcado en las libertades de las personas.