El INTI trabaja en la elaboración de materiales de referencia certificados (MRC) para controlar la calidad de los productos de cannabis, clave en la trazabilidad de la cadena. Ahorro de divisas por sustitución de importaciones y desarrollo de la capacidad tecnológica de los laboratorios argentinos, otros dos aspectos favorables que destacó Geneyro.
El INTI, encargado del desarrollo, la certificación y la asistencia técnica de la tecnología industrial, está desarrollando los primeros materiales de referencia certificados de cannabinoides elaborados en Argentina; esto contribuye al control de la calidad de los productos del cannabis y sustituye importaciones de alto costo.
Rubén Geneyro, presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), abordó los detalles de estas líneas de trabajo y los desafíos a futuro. De esta manera, el organismo se suma al CONICET y al INTA como parte del entramado científico tecnológico del país que se enfoca en contribuir al crecimiento del sector.
-¿Qué significa que un sector de la industria cuente con sus materiales de referencia certificados y cómo devino la iniciativa de trabajar con cannabis?
-Como Instituto Nacional de Metrología, uno de nuestros objetivos es contribuir al control de calidad de los productos y una de las líneas de trabajo más sólidas en ese sentido son los materiales de referencia certificados. Lo hacemos en distintos sectores de la industria, como por ejemplo desde hace muchos años con el sector lácteo. Más recientemente empezamos a incurrir en otros sectores, como el vitivinícola. Esto le da trazabilidad y permite que a nivel internacional ese producto tenga otra consideración
-¿Y en el caso particular del cannabis?
-Al ser una actividad nueva, con el cannabis evaluamos que había un tema central para Argentina que es avanzar con altos estándares de calidad. En el caso particular del cannabis para uso medicinal, veíamos la importancia de generar material de referencia y por eso estuvimos trabajando mucho en los últimos meses e incluso entregamos el primer lote a fines de mayo a diez laboratorios de diferentes regiones del país que pertenecen a RACME (Red Argentina de Cannabis Medicinal). Con esto nos aseguramos que los laboratorios que trabajan con cannabis tengan la comparabilidad para decir que su referencia y mediciones tienen validez.
Es una línea de trabajo muy fuerte y tiene otro aditamento: el efecto positivo del desarrollo nacional y la sustitución de importaciones. Se trata de una línea de trabajo a nivel general donde sustituyamos eficientemente todas las importaciones que podamos, es un punto positivo e implica un ahorro de divisas. Y también hay otra cuestión, al tener materiales de referencia propios, es también tener la capacidad tecnológica para que nuestros laboratorios puedan tener materiales nacionales. Ese es un objetivo de trabajo del INTI al ser Instituto Nacional de Metrología.
-¿Cómo impacta contar con estos materiales en el trabajo de los laboratorios de ahora en adelante?
Por el desarrollo incipiente y la potencialidad que tiene, el cannabis nos implicó una búsqueda en el sentido de ampliar esta línea de trabajo. Así que nuestros profesionales y técnicos han trabajado muy intensamente para ampliar este desarrollo, sobre todo para los laboratorios públicos y privados. Es central pensar en la calidad de los productos y es sustancial cuando tienen uso medicinal. Por este motivo generamos este material para que los laboratorios o las empresas y sus propios laboratorios puedan hacer control de calidad de sus productos, tengan un referencia certificada que es el que le da validez a la comparación de sus propios análisis.
-¿Otros sectores que producen cannabis y derivados también van a poder acceder a los MCR?
-Sí por supuesto. El objetivo es habilitar la posibilidad de contar con estos materiales para hacer ese mismo tipo de estudios. La clave es empezar en un proceso de trabajo de interlaboratorios para evaluar conjuntamente cómo se están haciendo los ensayos y cómo evolucionan en temáticas centrales de control.
Además, para hacer estos materiales de referencia se requieren insumos, en el caso del cannabis tiene su particularidad porque hay que conseguirlos y por lo general es una donación que hacen algunas de las instituciones públicas que avanzan con este tema. Esto implica un trabajo de colaboración para obtener insumos y llegar al material.
Plataforma para acceder a información pública sobre el cannabis
La segunda arista de trabajo del INTI en materia de cannabis es la Plataforma de Vigilancia Tecnológica e Inteligencia Estratégica en Cannabis Medicinal y Cáñamo Industrial, que elaboró junto con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y Cannabis Medicinal Argentina Asociación Civil (CAMEDA). Se trata de un portal web con información sobre publicaciones científicas, aspectos legales y reglamentaciones, normas técnicas, patentes, eventos y líneas de financiamiento.
-¿Cómo funciona la plataforma y qué función tiene?
-Es una acción para democratizar el acceso a la información y sobre todo cuando hay tanta demanda a nivel de las asociaciones de la sociedad civil, ONG, gobiernos provinciales y locales. En una industria incipiente, la idea fue aportar información a partir del trabajo de treinta analistas que están a cargo de la validación. Es lo que se conoce como “inteligencia estratégica”, que permite tener publicaciones y novedades sobre reglamentaciones, líneas para desarrollo, asistencia y financiamiento.
Lo veíamos como un aporte adicional en función de que hay mucho interés y demanda de información para realizar nuevos desarrollos, como por ejemplo con el cáñamo, que tiene distintos tipos de aplicaciones en alimentos, textiles, plásticos, hay una expectativa muy grande.
¿Cómo ve la nueva Ley 27669, en particular con respecto al desarrollo del cáñamo?
-Sabemos la amplitud de ventajas que se están estudiando sobre el cannabis para uso medicinal, pero sabemos que también el cáñamo para uso industrial puede tener una impronta muy grande porque hubo desarrollos en su momento y ahora está el desafío de retomarlos. Nosotros como Estado también tenemos que encarar ese desafío, ver cómo podemos aplicarlo en textiles y alimentos y cómo acompañamos a los desarrollos.
Esto tenemos que hacerlo en combinación con INTA, CONICET y universidades. Es una lógica donde un Estado activo se pone en un trabajo de articulación y de transferencia al sector privado porque muchos de estos desarrollos van a ser a partir de iniciativas privadas. Hay que democratizar la tecnología en su acceso y un poco ese es el rol que nos toca también en el INTI.