Entrevista - Presidente de Argencann
Pablo Fazio, “No hay manera de pensar seriamente el desarrollo de esta industria de espaldas a la actividad privada”

Pablo Fazio, presidente de Argencann (Cámara Argentina del Cannabis), dialogó con Industria Cannabis sobre la actualidad del desarrollo industrial en nuestro país. De cara al futuro, marcó la importancia de una articulación inteligente entre el Estado y el sector privado, con regulaciones claras en un mercado que crece y en el que Argentina tiene una enorme capacidad.

13 de Noviembre, 2020
Por: Ingrid Sept Lasser

Pablo Fazio es emprendedor y empresario PyME. Preside la Cámara Argentina del Cannabis (Argencann), una cámara empresaria creada con el objetivo de promover la investigación, el desarrollo y la expansión de la industria del cannabis en nuestro país. A su vez, forma parte de la Cámara de Cerveceros Artesanales de Argentina y es Presidente de Otro Mundo Brewing Company. Con una importante trayectoria dedicada al emprendedurismo, Fazio nos comparte su visión sobre aquellos elementos que considera primordiales al momento de pensar en un desarrollo de la industria del cannabis sostenible en el largo plazo.

-Desde la creación de ArgenCann hasta hoy, ¿qué balance hacés de la evolución del sector en nuestro país?-

Lo estrictamente formal es que no hay actividad económica posible en relación al cannabis hoy en Argentina, con la actual regulación. El estado actual es una realidad que le da la espalda a la actividad privada, como artífice de la innovación y generación de desarrollo productivo, generación de puestos de trabajo e impacto económico. Esa es la foto. El proceso quizás es distinto. Yo lo que veo y lo que sentimos es que podemos haber generado una sensibilidad en torno a esto que es un entusiasmo y una ebullición en el sector privado, desde el ámbito emprendedor y las PyMEs de Argentina, por ver despertar esta industria en el país y con una energía contenida, esperando que se generen las mínimas condiciones y un mínimo marco de seguridad jurídica para ponerse en marcha y desarrollar todo su potencial. Creo que hay una visión compartida muy clara de la oportunidad que tiene Argentina en este sentido.

Nosotros, al ser una organización muy joven, nos constituimos a finales del año pasado. Desde el cambio de gobierno, se empezó a respirar otro aire. Las declaraciones públicas tanto del Ministro de Salud como de la Ministra de Seguridad, respecto de la agenda que tiene el gobierno para avanzar en estos cuatro años en la despenalización del consumo adulto y el cese a la persecución a los consumidores y los cultivadores, a mí me abrió una ventana de esperanza. Como organización, a partir de ese momento, nos invitaron a participar para aportar nuestra mirada, que tiene que ver con esta agenda de desarrollo económico para nuestro país. Estuvimos participando activamente en la RACME (Red de Cannabis y sus usos medicinales) en la redacción del borrador que se elevó desde ese espacio al Ministerio de Salud y que es el nuevo decreto reglamentario de la Ley de Cannabis Medicinal para Argentina. Venimos desarrollando una tarea de mucha cercanía con el Ministerio de Desarrollo Productivo, en el entendimiento que hay de las autoridades de que hay una agenda de desarrollo y una oportunidad económica para Argentina en torno a la regulación del cannabis en todas sus etapas: recreativo, medicinal e industrial que están en agenda y eso fue recogido por el propio Ministro de Desarrollo Productivo en una conferencia de prensa donde habló de los ejes estratégicos para el país para dedicar a la pospandemia y uno de los temas en los que él hizo hincapié fue el cannabis, como uno de ellos. Hay toda una expectativa de trabajo en función de dar un nuevo marco regulatorio y productivo para el cannabis en Argentina y con una agenda de desarrollo regional, de diversificación productiva y demás que entiendo que está siendo trabajada con mucha seriedad, tanto del Ministerio de Desarrollo Productivo como del Ministerio de Agroindustria.

-¿Qué proyectos pudieron presentarle al Ministro de Desarrollo Productivo? ¿Qué aplicación pueden tener en el corto plazo?-

Nosotros, en principio, elevamos un paper en febrero con algunos puntos, una cosa muy inicial, poniendo este tema en agenda. Y eso fue el puntapié de una articulación que viene desarrollándose desde entonces. El Ministro designó un grupo de trabajo que está trabajando el tema. En mi caso particular, ya no como presidente de la Cámara, sino como impulsor del proyecto de parque industrial y tecnológico de cannabis en San Pedro, lo presentamos al Ministerio y tuvo una gran acogida. Ha sido siempre tratado con mucho entusiasmo y siempre se ha puesto a disposición nuestra para, en el marco de lo que le corresponde al Ministerio de Desarrollo Productivo, acompañarlo en todo lo que pueda, siendo que en este momento, desde el punto de vista formal con el marco regulatorio actual no es autoridad de aplicación de la ley, sino que es el Ministerio de Salud. Pero un gobierno es un gobierno.

Creo que en una agenda donde hay una industria tan sensible como la producción farmacéutica o la producción primaria de cannabis para generar biomasa o principios activos susceptibles de ser comercializados a la ANLAP (Agencia Nacional de Laboratorios Públicos) o a laboratorios privados que quieren incorporarse a ese mercado y a productos y fitopreparados a ser comercializados en farmacias inscriptas en el Programa Nacional de Cannabis Medicinal, como contempla la nueva reglamentación de la Ley, estoy seguro que el Ministerio de Desarrollo Productivo necesariamente tiene una opinión para dar, porque en torno a esta actividad hay una cadena de valor que tiene que ver con la industria del conocimiento, con el desarrollo científico, la articulación del sistema académico que necesariamente es una parte central del desarrollo productivo de un país, con lo cual sería torpe dejar por una cuestión formal de que un ministerio no es autoridad de aplicación de una ley fuera de esa mesa, ni más ni menos que el Ministerio que tiene que poner en marcha el aparato productivo del país.

-¿Cómo se llegó al proyecto del parque industrial en San Pedro? ¿Ves que esa experiencia puede replicarse a corto plazo en otros lugares de la Argentina?-

Ese proyecto es parte de un derrotero personal en relación a tratar de poner en marcha una empresa en Argentina en relación al cannabis, que básicamente fue y sigue siendo un camino de frustraciones. Desde que se sancionó la ley de cannabis nos la pasamos recorriendo pasillos. Del Ministerio de Producción de aquel entonces, con Cabrera a la cabeza, el Programa de Cannabis Medicinal con sus funcionarios, la Secretaría de Salud, el INTA y demás, todo en una sucesión de presentaciones, proyectos, entrevistas interminables donde todo concluía en que nada avanzaba. Pero no es un tema personal mío, sino que es el patrón común a toda la gente que quiso hacer lo mismo que yo.

En ese derrotero de entrevistas y frustraciones y gente con la que nos fuimos encontrando, que terminó en la conformación de la Cámara, entre otras personas, nos encontramos con la gente de la municipalidad de San Pedro, que en mayo del 2017 había sancionado por unanimidad en el Concejo Deliberante una resolución declarando de interés público el acceso a fitopreparados de cannabis. El Intendente en persona, acompañado por el Secretario de Salud y el Secretario de Desarrollo Económico del partido, habían viajado a los Estados Unidos para visitar una de las granjas de producción de cannabis. A mí se me ocurrió la idea, y le trasladé la iniciativa. Me parecía que era una buena idea tratar de concentrar en un espacio, en un partido sobre todo con la tradición viverista y agrícola que tiene San Pedro, en la Unión Argentina de los Trabajadores Rurales y Cultivadores, constituir ahí un cluster o un centro de innovación en relación al cannabis donde evidentemente hay todo por investigar, todo por innovar, mucho para articular entre la academia, el mundo privado, siempre con la tutela del Estado.

Lo interesante fue que, a diferencia de muchas otras iniciativas que hay en Argentina donde el Estado está en el centro, como provincias que desarrollan sus cultivos o provincias que quieren poner en marcha empresas del Estado para la producción de aceite de cannabis, acá había un intendente que en vez de decir: “hacemos el laboratorio San Pedro Sociedad del Estado, por qué no generamos las condiciones y propiciamos los incentivos adecuados para que la actividad privada”. Justamente toda esa efervescencia que yo le quería transmitir a él en torno a una cantidad de emprendedores que tenían ganas de hacer las mismas cosas, por qué no hacemos en San Pedro toda esa energía se concentre y venga a desarrollar sus actividades con el consecuente impacto que eso genera en el desarrollo regional, la potencialidad de generar una nueva industria para el partido, nuevos puestos de trabajo y eventualmente, generar productos y desarrollo de cuestiones que tengan que ver con derechos de propiedad intelectual y susceptibles de ser exportados. Porque la verdad la industria del cannabis no es solo la producción primaria. La producción primaria es el primer eslabón de una cadena enorme donde hay que agregar un montón de valor y es ahí donde Argentina tiene una oportunidad.

El parque surgió con esta mirada compartida de que era interesante proponer un contramodelo al que se estaba impulsando en todo el país de poner al Estado en el medio, porque es un poco inentendible que en un país como el nuestro, con las dificultades que tiene, con la pobreza que hay en algunas provincias, que en una industria con el potencial que tiene, una industria donde todo está por hacerse, el Estado le dé la espalda a la actividad privada y se pretenda poner al Estado en el medio de todo, cuando justamente el Estado lo que tiene que hacer sí es estar en el medio, generando las condiciones de seguridad, los controles y demás, pero justamente siendo un articulador para que toda esa potencia que tienen los privados, los emprendedores y las empresas se puedan desarrollar y generar puestos de trabajo y desarrollo económico, que es lo que Argentina necesita.

-Se habla de las ventajas competitivas agrícolas para el cultivo de cáñamo que tiene la Argentina. En términos de exportaciones, ¿ves mayores posibilidades para la exportación de productos primarios o con valor agregado?-

Argentina es un país agrícola, pero a mí me gusta más pensarlo como un país agroindustrial. Si nos definimos como un país agrícola y pensamos el desarrollo de la industria del cannabis en 10 años y nosotros nos vamos a especializar en producir cannabis, yo creo que desde el punto de vista climático hay otros países que están mejor. Si bien nosotros tenemos una diversidad de climas que propician todo, yo creo que la oportunidad argentina es poner en valor sus capacidades productivas e industriales, es decir, transformar en productos de valor agregado. La transformación en valor es lo que hace que Argentina tenga una oportunidad en el mundo, porque nosotros más allá de ser un país agrícola somos un país agroalimentario, y si nosotros nos diéramos la posibilidad de empezar a trabajar en una agenda de desarrollo de productos alimenticios utilizando el CBD como componente, en EEUU esa categoría de productos infusionados hoy mueve 17 mil millones de dólares al año, solamente en EEUU y viene creciendo a un ritmo del 25% anual.

Entonces, yo me pregunto ¿por qué Argentina no va a tener una oportunidad de desarrollar una yerba mate con CBD localmente? o desarrollar una pasta, o una cantidad de alimentos, pastas secas, productos veterinarios… cosas en las que Argentina tiene capacidades instaladas y recursos humanos muy valiosos, y un ecosistema emprendedor vibrante que tiene muchas ganas de tirarse a la pileta, invertir a riesgo y salir a comercializar y desarrollar estos productos. El tema es que tenemos que tener reglas claras, que se mire la potencialidad que tiene esto y que se le dé a la actividad privada el rol que tiene que tener, porque no hay manera de pensar seriamente el desarrollo de esta industria de espaldas a la actividad privada.

-En Latinoamérica reconocen el gran potencial argentino para el desarrollo científico en materia de investigación, pero también de desarrollo genético de semillas. ¿Cómo ves eso?-

Nosotros tenemos una industria semillera extraordinaria y tenemos recursos humanos en genética que están espectaculares para desarrollar. Tenemos las instituciones propicias, tenemos el INTA, el Conicet, son todas instituciones con las que nosotros venimos trabajando y lo que estamos pidiendo es un marco de trabajo conjunto. Ni las instituciones por sí mismas, ni el sector privado, dándole la espalda a esa articulación, vamos a poder desarrollar el potencial que conjuntamente podríamos hacer.

Creo que una oportunidad que tiene Argentina (porque nosotros estamos tarde en el ingreso al mercado global de cannabis) es aprender de la experiencia de Uruguay y de Colombia, que han desarrollado tempranamente esta industria, pero no ajena a los problemas. Han tenido enorme cantidad de problemas, tropiezos, con lo cual lo inteligente que podemos hacer es mirarnos en ese espejo, identificar dónde estuvieron esas dificultades y tratar de no chocar nosotros con esas piedras. Pero para eso hace falta debatir ordenadamente y separadamente los temas, segundo, quitar el prejuicio de muchos burócratas que opinan sin saber y con un nivel importante de desinformación; entonces en la medida en que podamos tener mesas de debates informados y de jerarquía profesional y de alguna manera inspirándonos en la experiencia colombiana y uruguaya, seguramente vamos a poder hacerlo. Pero para eso primero tenemos que tener la disposición de aprender y el interés genuino y la voluntad política de avanzar en esa agenda.

-De emprendedor a emprendedor, ¿qué le dirías a aquellas personas que quieren invertir en la producción de cáñamo?-

Les diría que estudien, que se junten con gente que tenga conocimiento, que desarrollar una actividad en torno al cannabis no es tener una carpeta que diga “Cannabis” en la tapa y eso es garantía de éxito. Nada más lejano de la realidad. Es una actividad en la que hay que pensar bastante en el largo plazo, donde probablemente los resultados no estén a la vuelta de la esquina y donde hay mucho por investigar y mucho trabajo por hacer.

Vos me hablabas de semillas y de estabilización de genéticas. Eso es un trabajo que por lo menos puede tardar dos años, no lleva seis meses. Tener una genética estable, hacer pruebas e investigar, transformar una producción primaria en un producto susceptible de ser comercializado a nivel internacional en un mercado competitivo, no es soplar y hacer botellas. Requiere una planificación y requiere tener las capacidades técnicas y profesionales para desarrollarlo, no solo el capital para hacerlo.

El mercado es prometedor. Yo soy un gran entusiasta y cada día que pasa estoy más convencido de que de esta industria solo estamos viendo la punta del iceberg, todo el potencial que tiene hacia adelante. Pero hay a veces esta tendencia argentina de entrar en la locura de la fiebre del oro que se despierta en algunas actividades. Acá dicen “cerveza artesanal”, entonces todos se ponen a hacer cerveza artesanal… “cancha de paddle”, cancha de paddle, “parripollo”, parripollo y ahora “cannabis”, cannabis. Quizás nunca en su vida vieron algo pero creen que al poner un invernadero a sembrar cannabis y van a pasar tres o seis meses y van a empezar a cosechar flores y de ahí van a salir dólares. No es así, nada más lejano de la realidad.

-¿Cómo ves el potencial de la industria en un mediano plazo? En otras oportunidades mencionaste la cosmética, la textil, la fabricación de plásticos...-

Yo veo que tenemos un enorme potencial en la industria del conocimiento que da el cannabis. Todo software de automatización de invernaderos, software de inteligencia artificial para detección de enfermedades en las plantas, aplicaciones para autocultivo… Creo que Argentina, en materia de exportación de conocimiento tiene una enorme potencia. El problema es que para desarrollar ese conocimiento, necesitás producción primaria. Y lo que estamos necesitando son condiciones para que haya inversión seria y de largo plazo en producción primaria y un horizonte de seguridad jurídica y reglas claras para que esa producción primaria también sea viable desde un punto de vista económico. Nadie se va a poner a construir invernaderos ni a sembrar cannabis si no tiene la menor idea de a qué precio lo va a poder vender, a quién se lo va a poder vender, cuál va a ser el precio del mercado en la Argentina de eso.

Independientemente de entender la potencialidad del mercado y la posibilidad que tiene Argentina, también hay que pensar cómo regulamos para que esta actividad sea económicamente viable en nuestro país, no solo legalmente viable, sino económicamente viable.

Porque si decís “va a ser legal cultivar, pero solo para investigar”, ¿quién va a invertir millones y millones para no poder facturar un peso? ¿Cuán sostenible es eso y para qué tipo de empresas? ¿Cuántos emprendedores van a poder sostener una actividad que no sea económicamente viable en el mediano plazo? Muy pocos. Y lo que hay que propiciar, justamente, es que sea viable para que ese sector sea vibrante, para que genere empleo, para que genere guita, impuestos, desarrollo económico, porque sino es inviable totalmente.

Tiene que ser legalmente viable, pero también económicamente viable. Y eso depende mucho de la regulación.

-¿Cuáles serían esos puntos de partida para poder desarrollar económicamente esto?-

Lo primero y principal es que, si sobrerregulamos la actividad y la sumergimos en un laberinto de burocracia y de impuestos y de normativas a cumplimentar imposibles, nada se va a poder poner en marcha. El exceso de regulación lo tenemos que evitar a toda costa. Tenemos que, justamente, tratar de favorecer que las cosas se desarrollen en tiempo y forma. Siempre digo lo mismo: en el mercado del cannabis, estamos ya corriendo una carrera a nivel internacional. Cada país está tratando de tomar un lugar en esa agenda. Hasta hace tres años era solamente Uruguay y Colombia. El año pasado empezó a jugar ese partido Paraguay. Dicen que el año que viene Brasil lo va a hacer. Con lo cual, Argentina no solo tiene que hacer bien las cosas, porque no se trata solo de hacer bien las cosas, se trata de hacerlas oportunamente, porque si nosotros llegamos tarde a este partido, para expresarlo deportivamente, probablemente nuestras chances de jugar en un rol central o de poder tener una posición competitiva favorable en el concierto de la competencia internacional de este mercado, se van a ir licuando con el tiempo, cada vez van a ser menores. Las inversiones que están dando vuelta en el mundo para situarse en algún mercado respecto del cannabis, no van a esperar a que Argentina se decida a jugar ese partido. Se van a ir a otros países a invertir y a radicarse. Hay una cuestión acá de oportunidad y me parece que hay que visibilizar esto.

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