¿Qué es una genética estable? ¿Cuáles son las etapas de trabajo para desarrollar una genética del cannabis? ¿En qué situación se encuentra Argentina sobre este tema? En diálogo con María José Ayala (Mary Jane), consultora y asesora de servicios en cultivo del cannabis legal, despejamos estas y otras preguntas al respecto.
Al momento de cultivar una planta de cannabis, hay que tener en cuenta dos aspectos primordiales: uno es la genética y el otro, el medio ambiente donde se va a desarrollar. La composición genética de la planta, que se denomina genotipo, define diferentes posibilidades de crecimiento. Pero es el ambiente que se le brinda a la planta lo que permite que se manifiesten ciertas características por sobre otras. A esta expresión física de lo genético con influencia del medio ambiente se le llama fenotipo, que puede variar el color y la forma de la planta, por ejemplo. En el ámbito del cannabis industrial, se buscan las mejores genéticas para desarrollar variados tipos de productos. “Cada breeder orienta su producción de material genético a un fin determinado. Están quienes se especializan en generar nuevas variedades con alto contenido de CBD y bajo en THC, que hoy en día se está abriendo el mercado para eso en algunos lugares, y después los que buscan abastecer al mercado recreativo, con THC lo más alto posible y una buena carta de colores y sabores”, contó María José Ayala (en adelante, Mary Jane), consultora y asesora de servicios en cultivo del cannabis legal.
En cuanto al proceso de búsqueda y estabilización de genéticas, Mary Jane detalló a Industria Cannabis que “arranca con un banco de material de hibridaje que, generalmente, son madres seleccionadas de plantas regulares, a las que se les hizo una selección para buscar estabilidad de esas plantas regulares hembra”. Después, “se hacen entrecruzamientos para generar cosas nuevas y luego un proceso de selección y mejoramiento genético. Se replica esa misma cruza, cruzando con el mismo padre, se seleccionan a los individuos que más hayan cumplido con lo que se está buscando”, explica.
Este trabajo de entrecruzamientos no se realiza una sola vez. “A la séptima generación se podría estar hablando de un producto con mucha estabilidad”, afirmó Mary Jane, y agregó que “una genética estable es la que te muestra mayor cantidad de individuos que presentan las mismas características de todo tipo, como las estructurales u organolépticas”.
Acerca de la actualidad del desarrollo de genética del cannabis en Argentina, la consultora remarcó que es algo que “todavía está muy en pañales” y que “si bien hay dos o tres personas trabajando y jugando un poco, todavía no hay un marco de desarrollo profesional, desde las instalaciones hasta la selección de material genético para la cría”.
En la visión de Mary Jane, “hay mucho cultivador amateur haciendo sus cruzas con semillas feminizadas que saca de un paquete, selecciona y revierte, pero el proceso tiene más tecnificación”. La consultora explicó que “para seleccionar material de cría, generalmente no se parte de una semilla feminizada, sino de semillas regulares, a las cuales se las somete a distintos tipos de estrés para determinar cuáles son las regulares estables que no presentan signos de hermafroditismo cuando son sometidas a ese estrés”.
A su vez, sostuvo que “ese trabajo no está bien hecho. Si bien hay una colección de genéticas que los cultivadores fuimos juntando, no son materiales de cría o en su mayoría no”.Entre los porqués de esta situación actual, Mary Jane expresó que “en Sudamérica nos llegó más tarde y con el tema de la ilegalidad se dificulta muchísimo el desarrollo de todos los aspectos. Cuando es legal, se trabaja más tranquilo, se puede jugar con otras cantidades y eso ahorra tiempo”.
En tanto, la consultora vio viable la posibilidad de creación de un banco de semillas en nuestro país, siempre y cuando exista una ley más completa en cuanto a la genética del cannabis y que pueda impulsar estas iniciativas de una forma seria y profesional.