En diálogo con Industria Cannabis, Araujo pasó por los orígenes de su interés por el sector y la creación de la Asociación Brasileña de Industrias Cannabinoides (BRCann). A su vez, ofreció su mirada sobre la situación actual en Brasil y las dificultades que podrían encontrarse en el desarrollo de una industria: “es necesario que haya una política de Estado, no solo una ley”, afirmó.
Tarso Araujo es Director Ejecutivo de la Asociación Brasileña de Industrias Cannabinoides (BRCann). Es Técnico en Química con especialización en Biotecnología y trabajó como periodista especializado en el debate sobre políticas de drogas. Ambas cuestiones, su interés por la ciencia y por las experiencias que podía escuchar y hacer conocer desde el periodismo, hicieron que se metiera en el universo del cannabis medicinal con mayor profundidad.
Durante enero de 2014, Araujo estaba haciendo una edición especial de 300 páginas para Superinteressante, con motivo de las regulaciones del cannabis en Uruguay. Una entrevista se convirtió en la estrella de la edición: por primera vez, se conocía la perspectiva de los pacientes. Una madre llevaba, en ese entonces, un mes y medio administrándole cannabidiol a su hija. Previo al tratamiento, tenía 80 convulsiones por semana. Al momento de la entrevista, los episodios se habían reducido a tres por semana. “Era un resultado efectivo, objetivo”, sostuvo Araujo. La mujer había logrado conseguir el producto desde el exterior, su gotero se estaba terminando y el otro estaba retenido en la aduana. Ante esa situación, realizaron un corto que pudieron publicar en un programa del prime-time televisivo y que generó que muchas más personas quisieran conocer cómo conseguir cannabis medicinal. La repercusión fue tal que la historia escaló a un documental: Ilegal, que narra las dificultades de las madres brasileras para acceder a un tratamiento que mejora significativamente la calidad de vida de sus hijos e hijas. En 2015, Brasil permitió la importación de productos de “cannabis de uso compasivo”.
Sobre los orígenes de BRCann, Araujo afirmó: “las empresas necesitábamos una representación institucional que pudiera representarles en la comunicación con las autoridades, de una forma que no fuera individual pero sí sectorializada”. La entidad se creó con ese fin para discutir temas como los marcos regulatorios y las formas de desarrollo. Al respecto, su Director Ejecutivo aseguró que “es muy importante para nosotros que el mercado esté parado sobre una reglamentación clara”.
En Brasil hay un potencial de consumo de cannabis medicinal consolidado, no así como el de producción: “no está claro todavía nuestro papel como productores”, advirtió Araujo. A su vez, indicó que “hoy en día los médicos están más conscientes del uso del cannabis en tratamientos para la epilepsia, pero sabemos que hay muchas otras aplicaciones que ya están en desarrollo en el país y algunas de ellas tienen un potencial gigante. Por ejemplo, los dolores crónicos”. El director de BRCann advirtió que el desarrollo productivo del cannabis medicinal llevaría “al menos cuatro años” para que los productos lleguen a la farmacia. “Esto lleva un largo tiempo de reglamentaciones”, sostuvo.
Según la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) de Brasil, en 2018 se emitieron 3517 autorizaciones individuales de importación, mientras que en 2019 se dieron 8522 y en 2020, 15862. Estos números incluyen tanto nuevas autorizaciones como renovaciones, e indican la cantidad de pacientes que se incorporan por año al mercado de cannabis medicinal. En tanto, los datos brindados por la consultora IQVIA sobre la venta en farmacias del único producto disponible para ese fin indican que se vendieron 3214 unidades en el último año. “Si consideras que un paciente toma una botella por mes, hay menos de 300 pacientes comprando en las farmacias, contra casi 20 mil haciendo importaciones”, expresó Araujo.
De acuerdo con el proyecto para cannabis medicinal que se encuentra en debate, el Director de BRCann opinó que “el punto más positivo de este proyecto de cannabis es el punto simbólico”, en términos de que “hay mucha desinformación, mucho prejuicio en la sociedad, y si el producto pasa por la aprobación legal, esto trae una repercusión en los médicos también y permite que nosotros lleguemos a todo el potencial terapéutico para el país”.
Ahora bien, en términos prácticos, Araujo se mostró un tanto desesperanzado de que la industria brasilera del cannabis pueda despegar pronto en el país vecino. “Objetivamente, en cuanto a la cuestión medicinal, el único efecto que el proyecto tiene es viabilizar la producción de flores para la extracción en Brasil. Los efectos de que haya una producción en Brasil no están tan claros todavía”, afirmó. En este sentido, explicó que si bien el desarrollo de una industria tiene efectos positivos en cuanto a la creación de empleos y el bajo costo en las materias primas e impuestos de importación, aún no se sabe cuántos costos implica la extracción y si realmente hace la diferencia en términos de la situación actual en el país. En ese marco, el Director de BRCann señaló que “hay cierta duda sobre si hay demanda que justifique la inversión de capital necesaria, porque nosotros llegaríamos a esta industria un poquito retrasados, si llegamos”. A su vez, agregó: “si en otros países pueden producir al aire libre y acá solo se permite producir indoor, no seremos competitivos”.
Con ese panorama, marcó también un aspecto muy relevante a tener en cuenta, y es que en la actualidad la industria farmacéutica brasilera importa el 95% de los insumos que utiliza para la producción general de medicamentos. Araujo se preguntó: “¿por qué sería diferente con el cannabis? Para que sea diferente, es necesario que haya una política de Estado, no solo una ley”. Y apuntó hacia Jair Bolsonaro, sus funcionarios y legisladores: “tenemos una oposición firme”, sostuvo. En esa línea, el Director de BRCann aseguró que estos sectores intentan confundir el uso medicinal con el recreativo debido a que “la gente conoce a la marihuana como una droga, no sabe que la marihuana es apenas una de las formas posibles de la presentación del cannabis y que el cannabis tiene un sentido mucho más amplio. Es difícil mostrar que hay un potencial terapéutico en esto”. Araujo caracterizó la dureza con la que se trata el tema en la sociedad brasilera, una barrera histórica signada por el prohibicionismo: “estamos tratando de revertir un proceso de desinformación sobre cannabis que lleva casi 100 años”, sintetizó.